Ángel y yo nos conocimos cuando íbamos en segundo de secundaria, la primera vez que lo vi, nos encontrábamos en el salón el estaba sentado en una banca en una de las esquinas junto con otro compañero, inmediatamente me percate que era un rostro nuevos, que por diferentes circunstancias había llegado a la misma escuela en la que yo iba en ese momento, los primeros días no hablaba mucho, pero enseguida llamo mi atención porque realmente no socializaba con casi nadie de el salón, de hecho llegue a pensar que era en extremo un chavo tímido y la compañía de los demás le molestaba, siempre se la pasaba observándonos con sus ojos casi marrones, con esa mirada que sigue haciendo que mis piernas tiemblen y al parecer no le importaba, ni mucho menos lo que sucedía en las clases. Un día sin que nadie lo esperara nos mostro que de tímido no tenia nada, socializaba a la perfección con los chicos del salón, y como todo chico de su edad, era agresivo con las mujeres, sin ser yo la excepción, siempre me llego a atrapar su sinceridad y su manera en que expresaba las cosas, siempre tan ocurrente, llena de espontaneidad, tan divertida, y especial, que podía hacer que todos los problemas mundiales desaparecieran de mi vida, sin pensar después de un tiempo su personalidad totalmente misteriosa se convirtió en uno de los mas chistosos de la clase, siempre estaba con sus amigos y a las niñas casi no les hacia caso, las molestaba y como un típico adolescente de 13 años de esa época no le importaba algún contacto con su sexo opuesto, al menos no conmigo, y con todo el dolor incluyéndome en la lista de esas chicas a las que el no quería tratar cortejándolas.
Como en los cuentos de hadas, siempre hay un día especial en cada historia y ese día aún queda muy presente en mi memora. Recuerdo con dulzura cuando me tuvo confianza y con lagrimas en los ojos, me contó que estaba triste porque su hermano se había ido a estudiar a Huatulco aparte de todo ese sentimiento que lo ponía triste, se había mudado a una colonia nueva en donde no conocía mucha gente y se sentía solo, aun recuerdo las lagrimas que brotaron de tus hermosos ojos, y mi impotencia de no poder parar ese sentimiento en él, porque realmente me dolió verlo en esas condiciones, a partir de ese momento, deje de verlo como solo un compañero más porque casualmente, empecé a notar cosas que me atraparon en un sentimiento, una de ellas es que era uno de los privilegiados en haber sacado una mente brillante, no solo analizaba lo que veía si no también cuestionaba lo que escuchaba, si, no era cualquier chavo de secundaria, y eso hacía que de vez en cuando enfatizara en tu persona.
Ángel el niño del que me enamore y nunca lo quise aceptar por medio a que me rechazara o se burlaras de mi. Siempre tuve miedo de expresarlo o de hacerlo notorio. Crecimos y salimos de la secundaria, sin que nadie, ni mi mejor amiga de ese tiempo se enteraran de lo que sentía por él.
Durante el tiempo en el que cursamos la prepa, nos encontrábamos de vez en cuando por la calle, para mí esos encuentros momentáneos hacían que pasara semanas completas, si no es que más tiempo, pensando solo en ese lapso de tiempo en el que cruzábamos unas cuantas palabras.
A menudo intentaba tomar valor para decirle lo que sentía pero mi cobardía, mi timidez, y mi medo a ser rechazada y perderte, siempre ganaba, hasta la fecha, me arrepiento de no haber hablado antes y decirte todo lo que yo sentía.
Un día cuando había regresado de la escuela, mi mamá me dijo que había ido a mi casa, a visitarme, me desconcertó tanto que llame a su casa pero el tampoco estaba ahí. En otra ocasión fui a su escuela con una amiga con el pretexto de visitar a otras personas, lo primero que hice fue preguntar por el entre las personas de esa escuela y cuando por fin logre encontrarlo fue como si una dosis de adrenalina se mezclara con una luz, un destello de vida, medicina que alegraba mis ojos y mi alma, realmente me ponía feliz el verlo, aunque fuera unos segundos y dijéramos tonterías, aunque fueran unos segundos y no sintiera lo mismo por mi. Creo que esa fue la última vez que lo vi, y pareciera que fue ayer ya que aún recuerdo que tomamos el mismo camión para irnos respectivamente a nuestras casas, te despediste y no supe de ti por muchos años después de que te despediste.
Al mudarme de casa, no se como, ni quien, pero tenia mi celular y por eso seguíamos en contacto por medio del celular y del internet, pero eran pocas las veces que coincidíamos en el chat y mi celular siempre gozaba de exceso de pago. Nunca faltaba el mensaje de navidad, donde siempre me deseaba lo mejor, o cuando quería saludarme, creo que fue así como nos atrevimos a decir lo que sentíamos, así me enteré de lo que sentía por mí, y realmente me sorprendió cuando lo hizo.
Todo era diferente, y ese niño agresivo de la secundaria que nunca me tomó en cuenta más que para divertirse en sus juegos se convirtió en un caballero dulce y amble, que no hacia mas que decirme halagos, y llenarme de mensajes el celular con palabras lindas, palabras que nunca antes me había dicho, haciéndome sentir como una princesa en su reino encantado, haciéndome sentir única.
El ocho de abril del dos mil once, a las 9:00 a.m.
tenia una llamada perdida de tu celular y pensé que solo jugabas a llamar y
colgar a todos, como usualmente lo hacia para hacerte saber que estaba pensando
en ti, minutos después recibí un mensaje que decía; “Buenos días amycita J que crees ando en el D.F. Quería saber si hay modo
de vernos. Mañana voy a estar libre” sin pensar empecé a escribir que si, que te
iría a ver, pero había olvidado que estaba castigada, por lo que le pedí que
viniera a mi ciudad, y enseguida aceptó.
Yo estaba nerviosa, pero a la vez emocionada, tenía más de 3 años que no lo veía, y no se que pensaría de mi, las cosas cambian después de tanto tiempo, ¿Qué tal si ya no sentía lo mismo por mi?, ¿Qué tal si ahora piensa que soy una persona desagradable? ¿Qué tal si le parecía fea? ¿Cómo iba a reaccionar cuando me vieras? ¿Y si ya no le gustaba? …En fin solo quería dejar de tener esas incógnitas en mi mente y verte pronto, porque tenia tantas ganas de abrazarte, de mirar tus ojos cafés, de ver la forma tan perfecta de tus pecas y sentir como tus palabras me llenaban de vida otra vez.
A pesar de que saló muy temprano de el distrito, el destino parecía que jugaba con mis nervios ya distorsionados, porque tuvo un percance y su llegada se retrasó por más de una hora, quería controlarme pero no pude, estaba tan nerviosa, que en el parque en el que me fui a refugiar un niño se me quedaba viendo con expresión de miedo, no quisiera saber la cara que tenia, o lo ansiosa que estaba.
De un momento a otro recibí otro mensaje que decía “Ya llegué” Salí corriendo a la central, porque realmente ya quería verlo, sentirlo a mi lado después de tantos años, cuando lo vi, el mundo se nubló y solo existía el alrededor de ese lugar lleno de personas, solo estabas tu y tu mirada petrificante, solo tu y a pesar de que físicamente seguía siendo ese chico de 15 años del que me enamoré sin aceptarlo, sorpresivamente, me abrasó y nunca entenderían lo bien que me sentí al estar entre tus brazos, y olerlo, de llenar mi aura de sus colores, no me importó todas las personas que estaban ahí hayan desaparecido, porque solo existíamos el y yo fundidos en un abraso, realmente estaba feliz , y me di cuenta de que había cometido un error al no aceptar lo que sentía, cometí un error al no decirle lo mucho que lo quería y lo admirada que estaba con él y porque ese abrazo se hubiera multiplicado en millones, si hubiera tenido el valor de decírselo en ese tiempo cuando me negaba a creer que ese sentimiento existía, cuando vivamos relativamente cerca, cuando íbamos en el mismo salón de la secundaria, cuando tu me necesitabas y yo te necesitaba y cuando en realidad te sigo necesitando.
Después de que regrese de mi viaje intergaláctico guiado por tus brazos, nos saludamos y nos dijimos todo y a la vez nada, en ese momento quería que una amiga lo conociera, y fuimos a comer pizza con ella, enseguida socializo con ella, pero al mismo tiempo me di cuenta de su mirada, debo de aceptar que me sentí de nuevo en la secundaria al ver la expresión de sus ojos hacia mi.
Marisol tuvo que irse y nos quedamos juntos, solos y a la vez en compañía. Comenzamos a caminar y a cuestionarnos de que haríamos pero al parecer, estaba muy cansado como para caminar, además el sol estaba de un humor que apuesto que si nos hubiéramos quedado bajo el mas de 3 horas, nos cocinaba vivo, realmente eso no me iba a importar, porque estaba a tu lado.
Decidimos ir a un parque, inmediatamente un árbol de jacarandas nos regalo de su sombra, y empezamos a platicar acerca de lo que habíamos hecho todos esos años y de lo que actualmente hacíamos, poco a poco, en el universo solo existía el aura de Ángel Porfirio López Aguilar y la mía, que conforme fueron pasando las palabras, los carros, las personas, el aire y tu mirada tan llena de sinceridad, nos fuimos perdiendo en el momento de ese 9 de abril que nunca olvidaré y espero que el tampoco.
Te quiero mucho.